9 de Julio de 1816
[S.E.P.A./Diario El Peso] Cuando en la Benemérita y Muy Digna Ciudad de San Miguel de Tucumán, a los 9 días del mes de Julio de 1816, en sesión ordinaria, el Congreso de las Provincias Unidas del Río de la Plata decidió emanciparse del poder de los Reyes de España y de toda dominación extranjera y proclamar la independencia de los pueblos del Sur, el Rey Fernando VII, reinstaurado en su trono desde 1814, estaba decidido a reconquistar a las díscolas colonias rebeldes.
Los realistas ya habían triunfado en las batallas de Sipe Sipe, Huaqui, Vilcapugio y Ayohuma, eran fuertes en el Alto Perú [actual Bolivia] y planificaban llegar hasta Buenos Aires, para recuperar el antiguo territorio colonial. Aún así la voluntad de aquellos fundadores no cejó hasta lograr la siguiente declaración:
En la benemérita y muy digna ciudad de San Miguel de Tucumán a nueve días del mes de Julio de 1816: terminada la sesión ordinaria, el Congreso de las Provincias Unidas continuó sus anteriores discusiones sobre el grande, augusto y sagrado objeto de la independencia de los pueblos que lo forman. Era universal, constante y decidido el clamor del territorio por su emancipación solemne del poder despótico de los reyes de España, los representantes sin embargo consagraron a tan arduo asunto toda la profundidad de sus talentos, la rectitud de sus intenciones e interés que demanda la sanción de la suerte suya pueblos representados y posteridad. A su término fueron preguntados ¿Si quieren que las provincias de la Unión fuese una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli? Aclamaron primeramente llenos de santo ardor de la justicia, y uno a uno reiteraron sucesivamente su unánime y espontáneo decidido voto por la independencia del país, fixando en su vitual la declaración siguiente:
"Nos los representantes de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos en congreso general, invocando al Eterno que preside el universo, en nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protextando al Cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia que regla nuestros votos: declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que los ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojados, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando séptimo, sus sucesores y metrópoli. Quedan en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias. Todas y cada una de ellas así lo publican, declaran y ratifican comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta su voluntad bajo el seguro y garantía de sus vidas haberes y fama. Comuníquese a quienes corresponda para su publicación. Y en obsequio del respeto que se debe a las naciones, detállense en un manifiesto los gravísimos fundamentos impulsivos de esta solemne declaración."