Avión con el que Byrd sobrevoló el Polo Sur
Los Estados Unidos, por su parte, impulsaron varias expediciones entre 1928 y 1930 por el Contralmirante Richard Byrd, que hizo un campamento base cerca del Mar de Ross y sobrevoló en alguna medida el continente antártico en 1929. Una segunda expedición fue planificada en 1934 donde habría pasado un invierno recogiendo datos cerca de la base del Mar de Ross; pero estas incursiones no habrían sido más que periféricas. La crisis económica que empezó con el crack de la bolsa en 1929, desfinanció a Byrd, quien deberá esperar hasta 1947, año en el que se iniciaron nuevas operaciones que resultaron controvertidas y fuente de conjeturas más inverosímiles, jamás imaginadas en misiones oficiales.
Hasta 1938, la historia es más o menos prosaica. Los nazis pusieron sus ojos en la Antártida a finales de la década del ‘30 por varios motivos. Por un lado, la región ofrecía un atractivo geoestratégico único. Alemania había perdido con la Primera Guerra Mundial varias colonias africanas, una base naval en China y tierras sobre el Océano Pacífico, lo que significó una merma importante en puertos en diversas latitudes. Cuando los nazis tomaron el poder, poco a poco fueron reconstruyendo el poderío militar alemán y sabían que, frente a un inevitable nuevo conflicto mundial, iba a necesitar bases en el hemisferio sur por ser imprescindibles para el abastecimiento de buques y submarinos. Las islas subantárticas eran una oportunidad perfecta de sumar puertos sin entrar directamente en conflicto con otro país.
Alemania, antes de la primera guerra mundial, había hecho varios avances en la región a comienzos de siglo, desde la estación meteorológica en Puerto Moltke, en las Islas Georgias del Sur, hasta la mítica Primera Expedición Antártica Alemana del Gauss a cargo de Erich von Drygalski en 1903, con cierto apoyo de Argentina que reivindica esas tierras como propias. Tras la rendición de la primera guerra mundial, el tratado de Versalles terminó oficialmente con el estado de guerra entre la Alemania del segundo Reich y los aliados y consignó en su artículo 118, que Alemania renunciaba a todo reclamo de soberanía territorial por fuera de Europa; algo que luego fue desconocido por las nuevas autoridades del Partido Nazi que iniciaron la construcción de una base en 1939 que se conoce como “Nueva Suavia”.
La derrota alemana en la segunda guerra mundial, implicó la división del país en varias regiones y finalmente en dos hasta 1989; cuando se derrumbó el muro de Berlín. La otrora poderosa nación industrial terminó convertida en un brazo de la OTAN. Aunque gozó de cierta prosperidad económica por ser un punto estratégico frente a la Unión Soviética, perdió su autonomía política en materia internacional. Al finalizar la segunda guerra, habían quedado más de 80 poderosos submarinos alemanes que nunca fueron encontrados y algunos de ellos arribaron a Argentina. Esta circunstancia generó preocupación para algunos militares norteamericanos encabezados por el Contralmirante Byrd que se preguntaban si los alemanes habían construido una base en la Antártida y de ser así, si aún la conservaban después de la guerra.
Aquí empieza una de las historias más enigmáticas de la post guerra, cuando Byrd organiza la “Operación HigthJump” planificada para tomar el control de las supuestas bases alemanas en la Antártida, que habrían quedado intactas después de la segunda guerra mundial. Los servicios de inteligencia estadounidenses habían rastreado mensajes alemanes codificados que hablaban de una supuesta “Base 211” cuya ubicación estaría localizada en el continente antártico. No deja de llamar la atención que esta denominada “Operación HigthJump” fue la mayor movilización militar de la post guerra. Esta Task Force estaba integrada por 4700 hombres, 13 aeronaves y 13 barcos, entre ellos un portaviones (el USS Phillipine Sea), un rompehielos (NorthWinds), y un submarino (USS Sennet).
La operación tenía oficialmente propósitos científicos y extraoficialmente otros de carácter estratégicos tales como: a) Entrenar al personal y probar material en condiciones de frío extremo; b) Consolidar y extender la soberanía estadounidense sobre la mayor área posible del continente antártico (negado públicamente incluso antes del final de la expedición), frente a la ocupación del territorio por Argentina; c) Determinar la viabilidad de establecer y mantener bases en la Antártida e investigar posibles ubicaciones para las mismas; d) Desarrollar técnicas para establecer y mantener bases en la Antártida; e) Ampliar los conocimientos sobre hidrografía, geografía, geología meteorología y electromagnetismo en la zona.
Iniciada la operación el 26 de agoto de 1947, estaba destinada a durar entre seis y ocho meses, sin embargo fue interrumpida abruptamente a escasos dos meses de su inicio. Semejante movilización militar fue abortada por el sólo motivo, alegado oficialmente, de que habían ocurrido algunos accidentes aéreos con víctimas. Sin embargo surgen algunas preguntas ¿Por qué una expedición presuntamente científica llevaba tantos efectivos y pertrechos militares?
Basta recordar que el mundo estaba exhausto por la guerra recién terminada, Rusia destruida con veintisiete millones de muertos, Europa arrasada, China en plena revolución comunista y destruida. Tal vez el único país que contaba con solidez económica y militar en aquel momento y después de los Estados Unidos, era Argentina; neutral en la guerra. Argentina reivindica territorio antártico como propio y tiene varias bases en la misma. La operación militar estadounidense se desarrolló en el extremo opuesto a la Antártida Argentina. |
¿Por qué se interrumpió tan inesperadamente semejante movilización? No hay respuestas oficiales, sin embargo el Comandante de esta operación, el Contralmirante Byrd hizo unas extrañas declaraciones en Chile cuando arribaron de regreso de la misión, en el Diario El Mercurio (considerado el diario más serio de ese país e insospechado de amarillismo). El militar dijo que:
“…Es imperativo para los Estados Unidos iniciar medidas de defensa inmediatamente contra las regiones hostiles. No quero asustar a nadie, pero en los albores de un nuevo mundo, América puede ser atacada por un enemigo que tiene la habilidad de volar de polo a polo a una velocidad increíble…”
La pregunta inevitable es ¿Qué pasó realmente en la operación Higthjump?, por lo pronto las bajas en esta Task Force fueron extraordinarias y no se debieron a “accidentes aéreos” desafortunados. No habiendo reconocimiento oficial de lo acontecido que explique las extrañas consecuencias que sufrió esta numerosa expedición oficial, apareció un diario secreto del Contralmirante Richard Byrd que narra una experiencia insólita ocurrida durante las exploraciones que hizo sobre el continente antártico como parte de las misiones allí encomendadas. Lindante con el delirio este diario da cuenta de un inframundo habitado por unos seres denominados arianos que pertenecían a una antigua y avanzada civilización en el interior de la tierra y a la cual se ingresa por una enorme cavidad ubicada en la Antártida.
Al parecer, Byrd se habría encontrado por accidente con un mundo desconocido en ocasión de sobrevolar al continente helado e ingresar por la enorme caverna que lo llevó a un lugar cubierto de vegetación y con una fauna cuaternaria con mamuts y otras especies ya desaparecidos en la superficie. El lugar parecía iluminado, pero por un débil sol interior. En el prefacio del diario, Byrd manifiesta:
“Se me ha denegado la libertad de publicar estas anotaciones y quizá nunca lleguen a la luz de la opinión pública. Pero yo tengo una tarea que cumplir, y lo que yo he vivido lo dejaré aquí escrito. Confío en que todo esto pueda ser leído, en que venga un tiempo en que la ambición y el poder de un grupo de personas no pueda ya ocultar más la verdad”.
Luego de hacer una detallada descripción de su ingreso a este mundo agrega:
“A babor y estribor aparecen, a ambos lados, extraños objetos voladores. Son muy rápidos y se nos acercan. Están tan cerca que puedo ver claramente su distintivo. Es un interesante símbolo sobre el que no quiero hablar. Es fantástico. No tengo ni idea de dónde estamos…”
Luego, Byrd continúa su relato asegurando que el avión es “conducido” hacia el Imperio de Arianni, el mundo interior, en donde se encuentra con unos extraños guardianes. Una persona con una sólida formación militar y científica como Byrd, y que además ostentó durante toda su carrera de una conducta intachable, hace difícil de creer que los diarios le pertenezcan; por lo que muchos estiman que son un fraude. Oficialmente Byrd nunca habló de lo que pasó en su expedición -salvo la extraña declaración sobre las necesidades de defensa antes citadas-. Además, once periodistas acompañaron a la expedición y nunca dijeron nada de lo allí sucedido.
Presunto OVNI Alemán
Todo quedaría en una teoría más de la conspiración si no fuera porque hace poco tiempo se desclasificaron archivos del servicio secreto de la KGB cuya información fue aportada por un espía infiltrado que logró encontrar el archivo clasificado de la operación HigthJump y lo remitió a Moscú. El informe soviético detalla que las bajas ocurridas en la expedición fueron mucho mayores que las reconocidas y habrían sido consecuencia del enfrentamiento ocurrido entre los norteamericanos con un ejército enemigo, especulándose que podrían ser remanentes del ejército alemán atrincherados en Nueva Suabia. El mismo narra un diálogo inquietante entre un operador, un teniente y el Contralmirante Byrd.
Teniente:-Señor, mensaje de la seguridad principal. Se encontraron…
Byrd: -¿Con quién se encontraron, Teniente?
Teniente:-Señor, él está hablando de… platillos voladores.
[El Contralmirante toma el micrófono]
Byrd:-Habla el almirante Byrd. ¿Qué diablos está pasando?
Operador: Señor, salieron del agua y volaron por el aire. Parecen discos
Byrd: ¿A quién se refieren?
Operador: ¡Atacantes en el aire, atacándonos! …
Campana Nazi
En esta batalla, el escuadrón del almirante Byrd perdió un crucero, cuatro aviones fueron derribados y otros nueve permanecieron en el hielo. Murieron decenas de personas. Cientos de infantes de marina y veinticinco científicos a bordo de los barcos del escuadrón presenciaron la batalla. Estados Unidos cierra la operación y al poco tiempo se firma entre varios países el Tratado Antártico que pone una suerte de “paraguas” diplomático, impidiendo a los países firmantes reclamo alguno sobre el territorio inicialmente por cinco décadas, plazo renovado posteriormente. Se impuso además una suerte de cepo por el cual nadie puede ingresar a determinados sectores de la Antártida y ni siquiera se puede divisar en los sistemas satelitales como Google Earth y otros similares, vastos sectores de la región que aparecen opacados artificialmente.
El plan antártico de Hitler se vinculó con otro proyecto cuyos restos fueron encontrados en las últimas etapas de la guerra en inmensas instalaciones subterráneas (un complejo de bunkers llamado “El Gigante”, cerca de Bad Charlottenbrunn) y cuya finalidad habría sido la construcción de artefactos voladores anti-gravitatorios, que el periodista y escritor polaco Igor Witkowsk llamó Die Glocke (la campana) por su forma. Por fuera de las especulaciones lo único concreto de tantas afirmaciones fantasiosas es que numerosos pilotos aliados aseguraron ser seguidos por unas esferas incandescentes a las que llamaron “Foo Firghters” cuyas dimensiones variaban desde unos centímetros de diámetro a tener el aspecto de un globo inmenso. Emitían un brillo extraordinario y su color iba del rojo al naranja o azul, aunque también fueron descriptas como blancas o plateadas; las luces voladoras desaparecieron cuando los aliados capturaron las instalaciones secretas, pero ésta es historia para el próximo artículo. |