[SEPA] El western, ha sido uno de los géneros más frecuentados por los directores de Hollywood, escritores y dibujantes de historietas de Estados Unidos, aunque también lo cultivaron algunos en Europa e incluso en Argentina. Este género ha nacido, en su versión cinematográfica, en el año 1903; cuando el pionero de la cinematografía estadounidense Edwin S. Porter filmó una película que tituló “Asalto y robo de un tren”.
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Esta película representó el puntapié inicial de un sinnúmero de creaciones del género que se diversificaron en una multitud de subgéneros que iban desde el drama a la comedia pasando por las variantes de aventuras, suspenso, crimen y hasta héroes justicieros como “El Cisco Kid” y algunos enmascarados como “El llanero solitario” o “El Zorro” para nombrar sólo los más conocidos.
Sin embargo, la variante humorística apareció en películas y series de manera central, más tardíamente; con ingenuidad en la icónica serie televisiva de Disney “El Zorro” (82 episodios filmados entre 1957 y 1960) protagonizada por el inolvidable Guy Williams y en algunos episodios de Bonanza (serie televisiva de 431 episodios filmados entre 1959 y 1973) que alternaba entre el drama y la comedia. Posteriormente dos subgéneros del western agregan un humor menos ingenuo representativo de la contracultura de los años 60: el pretencioso Acid Western y el excesivo Western Spaguetti de origen europeo.
Salvando las distancias, a cada género le sale su “Quijote” que sepulta toda pretensión de solemnidad y bronce y que; sin las ínfulas de los creadores iniciales, termina proponiendo una obra maestra que supera con humor e ironía lo que los antecesores hacían con grandilocuencia. Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) pretendía burlarse de las novelas de caballería escribiendo en broma una novela de caballería cuando ya estaban para el olvido a comienzos del 1600 y queriendo ridiculizar el mundo de los caballeros, hechiceros, monstruos y doncellas, terminó creando la más importante novela de la historia de la literatura universal: “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”.
Volviendo al fenómeno del western, en diciembre de 1946, en aquel universo de llanuras interminables del presuntamente “mítico” y seguramente “salvaje” oeste norteamericano, donde otro tipo de caballeros vivían sin leyes en un espacio brutal poblado de villanos y de héroes; un cowboy de papel, montado en su inseparable caballo Jolly Jumper, conquistó las mentes de los niños del mundo y finalmente de los adultos, al proponer aventuras con un humor e ironía, nunca vistas en los comic del género ni en las versione literarias ni fílmicas del mismo. Las historietas de Lucky Luke fueron anteriores al Acid Western y al Western Spagueti y a pesar de que éstos contaban con la ventaja del dinamismo del séptimo arte; nunca lograron alcanzar los niveles de irónica comicidad de nuestro cowboy de papel.
Joe, Jack, William y Averell
En el almanaque de la revista de historietas franco-belga Spirou, hace casi 77 años se publicó la primera aventura de Lucky Luke creada por el gran dibujante belga Maurice de Bévère, más conocido como Morris (1923-2001). Esta primera historia de tituló “Arizona 1880”. En Spirou se publicó durante por 21 años desde 1946 hasta 1967 y luego migró a Pilote de la Editorial Dargau, otra mítica revista de historietas francesa fundada por René Goscinny (1926-1977) y Adalbert Uderzo (1927-2020) los célebres guionista y dibujante respectivamente de Ásterix donde publicaron la historieta entre 1967 y 1974. Entre 1974 y 1975 tuvo una editorial homónima llamada como nuestro héroe Lucky Luke, para que luego otra revista icónica anglo francesa, Le Journal de Tin Tín publique más aventuras de éste western comic entre 1976 y 1977. Desde entonces itineró por varias editoriales en el mundo que siguen publicando estas aventuras, que ya superan las 81 ediciones.
Lucky Luke, el solitario vaquero que recorre el oeste norteamericano disparando más rápido que su propia sombra, nació con contornos indefinidos según confesó su creador Morris, quien reconoció la influencia de otros creadores como el belga Hergé (1907-1983), pseudónimo de Georges Prosper Remi, de Walt Disney (1901-1966) y del creador de Popeye Max Fleischer (1883-1972). Al igual que otros grandes personajes, (como el caso del propio Ratón Mickey) su figura fue refinada con el tiempo hasta alcanzar su forma más popular. Si uno aprecia el primer Lucky Luke dibujado por Morris podrá notar esa evolución producto de la intervención de otros dibujantes, entre ellos Joseph Gillain o “Jijé”, quien fuera la estrella entre los dibujantes de la revista Spirou.
El primer Lucky Luke
Las primeras historias fueron guionadas por el propio Morris, quien se encontraba viviendo en los Estados Unidos y tenía fascinación por el western de Hollywood, algo entendible para un joven europeo veinteañero hastiado de los horrores de la segunda guerra mundial. Pues estando en Nueva York donde vivió esos años de juventud, se encontró con un joven francés recién llegado de Argentina, donde había vivido sus primeros 20 años y cuya cultura hispánica prevalecía en su temperamento, por la influencia de su niñez y juventud en Buenos Aires y se hicieron amigos. Se trata de René Goscinny guionista y escritor que aceptó guionar la creación de Morris surgiendo de esta asociación la mejor época de su personaje que elevó el arte de la historieta al podio de las obras maestras.
Antes que Goscinny se uniera al personaje como guionista, Morris había dado su impronta a la historieta, creando a los Hermanos Dalton sus más grandes antagonistas, producto de las investigaciones históricas que el propio Morris había hecho en las bibliotecas públicas de Estados Unidos. Sin embargo los Dalton en la versión de Morris habían muerto. Con la llegada de Goscinny, éste creó la canción que canta Lucky Luke en el cierre y añadió nuevos personajes secundarios cómicos que sirvieran de contrapartida a Lucky Luke, al que no encontraba lo suficientemente gracioso.
En 1957, a raíz de las numerosas cartas que exigían el regreso de los hermanos Dalton que habían muerto ahorcados tras un asalto a un banco en la historia Hors-la-loi, y se crearon nuevos personajes pensados como primos ficticios de los forajidos reales, en la historia Los primos Dalton (Joe, William, Jack y Averell). Se prefirió esta opción a la idea de traer a los famosos bandidos de vuelta del más allá.
El separarse de la historia real de los bandidos le permitió a Goscinny insertar más fantasía en los personajes de los Dalton. Dos años más tarde, siguiendo una idea de Morris de introducir un nuevo personaje en la serie, apareció Rantanplan, un perro estúpido, parodia de Rintintin en la historia Tras la pista de los Dalton.
En 1971 se estrenó la primera película titulada inicialmente como “Lucky Luke” y luego como “Daisy Town”, en 1978 la segunda película “La balada de los Dalton”, ambas guionadas por Goscinny, quien no pudo ver el estreno de la segunda al morir de un paro cardíaco unos meses antes y dejando huérfano al personaje de uno de sus padres. Después de Goscinny intervinieron muchos guionistas pero ninguno alcanzó su nivel. A pesar de ello salieron series animadas producidas por el estudio Hanna Barbera primero y luego se hizo otra a cargo de la productora francesa IDDH en 1991.
Morris publicó dos series deivadas una referida al perro Rantanplan que tuvo éxito y otra que contaba la infancia de Lucky Luke llamada Lucky kid. Morris muere en 2001, la serie fue retomada por el dibujante Achdé y Laurent Gerra (imitador, humorista y actor) como guionista bajo el título genérico de Les aventures de Lucky Luke d'après Morris (Las aventuras de Lucky Luke después de Morris) y con una nueva enumeración, para señalar la diferencia entre los álbumes dibujados por Morris y los dibujados por Achdé. Otros guionistas colaboran con el personaje como Tonino Benacquista, Daniel Pennac y Jul (Julien Berjeaut), el guionista de los tres últimos álbumes.
Lucky Luke es una obra maestra del arte de las historietas porque a la fantástica creación de Morris, su amigo Goscinny le agregó guiones a varios niveles, con una habilidad única que conjuga en una misma escena o cuadro, un expresivo dibujo en perfecta conjunción con el diálogo, proporcionando una historia para niños con su humor infantil, una historia para adultos con un sutil e inteligente doble sentido y un guiño para historiadores que disfrutan de un humor intelectual excelso.
Curiosamente, en Canadá se quemaron los libros de Lucky Luke y muchas otras obras por considerar que no le hacen justicia a la memoria de sus pueblos originarios.
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