Trece Misterios
La misteriosa máquina que atrapaba el tiempo
[Artemio Gris] El tiempo siempre fue una obsesión humana desde que, en los albores de la civilización, aquellos antiguos hombres adquirieron la conciencia de la muerte, sentados alrededor de una fogata y preservados por ella de las bestias de la noche.
Cuando urge la supervivencia, la mente no descansa, ni el sueño reconforta. Los primeros hombres, antes del fuego, vivían en una suerte de vigilia perpetua acechados por sus depredadores, turnándose brevemente para vigilar a los suyos y alternando un etéreo descanso con un alerta permanente hasta que salía nuevamente el sol. Poco se diferenciaban aquellas precarias tribus de las manadas de otros mamíferos; todas presas de la inconsciencia y la necesidad; hasta que… un milagro les otorgó el dominio del fuego.
Los griegos atribuyen al Titán Prometeo haber regalado el fuego a los humanos. Muy caro pagó su osadía, pues Zeus había prohibido ayudar a los hombres y por ello, el Titán fue condenado al perpetuo tormento de ser encadenado en el Cáucaso para ser devorado
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Pensamientos
Caminos y
Convergencias
“Es notable que en pueblos y culturas diferentes existan por igual mitos y leyendas que trazan las alternativas y contingencias de la búsqueda de algo obsesivamente anhelado. ¿Por qué esa persistencia del contenido de esas figuraciones sociales? Su idéntica estructura y la similitud de su sentido, revestido con las galas de simbolismos peculiares en cada caso ¿Conjura acaso una dimensión esencial de al condición humana? Hay muchos caminos que recorren esos mitos y leyendas, pero todos convergen en dos puntos esenciales: un objetivo altamente valorado y muchos avatares para su logro.”
Roberto Rojo en
“Hojas sueltas de filosofía” |
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