La Esfinge
Por Edgar Allan Poe
[Edgar Allan Poe] Durante el pavoroso reinado del cólera en Nueva York, acepté la invitación de un pariente para pasar quince días con él en el retiro de su cabaña, a orillas del Hudson. Teníamos allí todos los medios corrientes de esparcimiento veraniego y entre vagar por los bosques, dibujar, pasear en bote, pescar, bañarnos, oír música y leer hubiéramos pasado el tiempo bastante bien si no fuera por las terribles noticias que nos llegaban todas las mañanas desde la populosa ciudad. No había día que no nos informasen del fallecimiento de algún conocido. Como la mortandad era creciente, nos hicimos a la idea de esperar a diario la pérdida de algún amigo y terminamos por temblar ante la llegada de cualquier mensajero. El mismo aire del mar parecía impregnado del olor a muerte. Aquel pensamiento paralizante llegó a apoderarse de mi alma y no podía apartarlo de mi mente ni alejarlo de mis sueños. Mi anfitrión, de temperamento menos excitable, tenía su ánimo deprimido; aunque se esforzaba por levantar el mío. Su entendimiento racional no se dejaba afectar en ningún momento por fantasías. Se mostraba suficientemente sensible al terror concreto, pero sus sombras no le inspiraban la menor aprensión.
Sus esfuerzos por sacarme del abatimiento en el que había caído quedaron frustrados, en parte, por algunos libros que encontré en su biblioteca. Eran éstos de tal carácter que podían hacer germinar cualquier semilla de superstición hereditaria que hubiere latente en mi pecho. Había estado leyendo aquellos libros sin su conocimiento y por ello, él no podía entender la intensa marca que habían dejado en mi imaginación. Mi tópico favorito era la creencia popular en los presagios; algo que, en aquella época de mi vida estaba seriamente dispuesto a defender. Sobre este tema sosteníamos largas y animadas discusiones; él calificando de completa sinrazón la fe en tales cuestiones y yo afirmando que el sentimiento popular brotado con absoluta espontaneidad, es decir, sin trazas visibles de sugestión; contenía los inconfundibles elementos de la verdad y era merecedor de todo respeto.
El hecho es que, poco después de mi llegada a la cabaña, me había ocurrido un incidente tan inexplicable y tan portentoso que bien podría habérseme excusado por considerarlo un presagio. Me espantó y me desconcertó tanto a la vez, que transcurrieron muchos días antes de resolverme a comunicar la circunstancia a mi amigo… Click aquí para seguir leyendo.
El Extraño Caso del Sr. Edgar Allan Poe
[SEPA] Edgar Allan Poe (1809-1849) fue un escritor estadounidense nacido en Boston, que de niño había quedado huérfanos tras la muerte de sus padres y fue adoptado por un rico comerciante de Richmond, de quien adoptó su apellido. La vida agitada de su juventud motivó que su padrastro lo desheredara, lo que lo obligó a abandonar sus estudios en la Universidad de Virginia y a distanciarse de su familia adoptiva. Algunos de sus biógrafos dicen que, por su afición al juego y a la bebida fue expulsado. Luego de su breve experiencia universitaria en la que se destacó por su inteligencia, viajó a Boston; donde publicó anónimamente su primer libro, Tamerlán y otros poemas (1827).
Se alistó luego en el ejército, en el que permaneció dos años. En 1829 apareció su segundo libro de poemas Al Aaraaf y obtuvo, por influencia de su padre adoptivo, un cargo en la Academia Militar de West Point, de la que, a los pocos meses fue expulsado por negligencia en el cumplimiento del deber.
Después de la publicación de su tercer libro, Poemas (1831) al año siguiente se desplazó a Baltimore, donde pidió a su tía la mano de su núbil prima y contrajo matrimonio con su jovencísima esposa Virginia Clemm, que tenía entonces catorce años. Al parecer, ella tenía ciertos rasgos de perturbación mental. Algunos biógrafos dicen que su cuento Berenice adquiere rasgos autobiográficos basados en esta relación.
Por esta época entró como redactor en el periódico Southern Baltimore Messenger, en el que aparecieron diversas narraciones y poemas suyos. A la par de hacer periodismo se abrió paso en el mundo de las letras. Dirigió varias revistas y frecuentó salones literarios. Bajo su dirección este periódico se convertiría en el más importante del sur del país. Más tarde colaboró en varias revistas en Filadelfia y Nueva York, ciudad en la que se había instalado con su esposa en 1837. Su labor como crítico literario le granjeó cierta notoriedad y sus ideas acerca del cuento y de la naturaleza de la poesía estarán destinadas a ejercer una innegable influencia en la literatura. En 1840 publicó en Filadelfia Cuentos de lo grotesco y lo arabesco; obtuvo luego un extraordinario éxito con El escarabajo de oro (1843), relato acerca de un fabuloso tesoro enterrado, tan emblemático de su escritura como el poemario El cuervo y otros poemas (1845), que llevó a la cumbre su reputación literaria.
Con el tiempo, la enfermedad de su esposa convirtió su matrimonio en una experiencia amarga; cuando ella murió, en 1847, se agravó su tendencia al alcoholismo y al consumo de drogas, según testimonio de sus contemporáneos. Ambas adicciones fueron, con toda probabilidad, la causa de su muerte, acaecida en 1849: fue hallado inconsciente en una calle de Baltimore y conducido a un hospital, donde falleció pocos días más tarde, aparentemente de un ataque cerebral.
Su obra fue traducida a diversos idiomas entre ellos al francés por le gran poeta Charles Boudelaire, versión que muchos reconocen como mejor que la original. Sin desconocer lo buena que es esa traducción, tal afirmación -que no la hizo Boudelaire, quien lo admiraba- es una exageración típica de la soberbia de algunos intelectuales franceses.
Su obra comprende poemas, ensayos y 67 cuentos. Su corta y agitada vida lo habría llevado por un camino de excesos y alcohol; pero Considerado uno de los mayores exponentes del cuento fantástico y de terror, ha influenciado a otros grandes escritores, entre los que podemos destacar a Howard Phillips Lovecraft (quien lo considera uno de sus tres maestros junto a Lord Dunsany y Arthur Machen). Jorge Luis Borges pondera su obra. Su extraordinario Poema “El Cuervo” lo coloca dentro de los más conspicuos exponentes del romanticismo; mientras que su cuento “La carta robada” se utiliza como material de estudio y análisis en las cátedras de Lógica, Argumentación, Semántica y otros estudios del lenguaje.
Lo notable de este escritor, quizás tanto como su obra, fue la influencia que tuvo en la literatura posterior ya que puede decirse que la llamada literatura victoriana de fenómenos sobrenaturales y autores tan dispares como Charles Boudelaire, Fedor Dostoyevsky, Willian Faulkner, Franz Kafka, H. P. Lovecraft, Arthur Conan Doyle, M. R. James, Ambrose Bierce, Guy de Maupassant, Thomas Man, Jorge Luis Borges, Clemente Palma, Julio Cortázar y Rubén Darío han reconocido su admiración por él y la influencia que ha ejercido en sus obras. |