Comentario del Libro
"Robin Wood, una Vida de Aventuras"
[Silvio Marcelo Dall’Ara] Robin Wood alguna vez declaró que nunca escribiría su biografía, era una idea que lo ponía incómodo. Sin embargo y sin quererlo, su obra es un poco autobiográfica. Sus personajes dicen mucho de él; imaginados los primeros en la estrecha pensión que ocupaba en el barrio de Retiro en Buenos Aires, mientras le quitaba horas al sueño para después trabajar como obrero en Martínez desde la madrugada. Imaginados después, en cualquiera de los escenarios del ancho mundo que se propuso conocer.
Irlandés por su sangre, paraguayo de nacimiento, argentino por necesidad y viajero errante por vocación; Wood sólo quería imaginar otros mundos y tal vez por ello accedió a la propuesta de tres admiradores: Diego Accorsi, Julio Neveleff y Leandro Paolini Sommers para contar su vida, para que otros la cuenten por él. Tres investigadores en una búsqueda casi arqueológica de antiguas entrevistas gráficas y audiovisuales que revelarían su historia personal, tres amigos que compartieron horas de reportajes con una persona que parecía escapada de las páginas de un libro, para revelar su profunda psicología; tres periodistas para desencriptar al enigmático hombre detrás de sus creaciones; tres autores que finalmente obtuvieron como resultado un libro imprescindible para los amantes de la historieta, que se adscribe a un género literario novedoso: una biografía gráfica de un aventurero que nada tendría que envidiarle a sus propios personajes.
Hoy hablamos de novela gráfica para referirnos a novelas ilustradas y a lo que antes llamábamos historietas; un amplio género popular que tuvo su nacimiento en las postrimerías del siglo XIX. La historieta, como me gusta llamarla, floreció en el siglo XX ofreciendo en Argentina extraordinarios exponentes que llevaron el arte a su máximo nivel. ¿Qué son las historietas? En primer lugar una expresión literaria que transmite a quien las lee o las mira (por que las hay sin texto), una idea o una historia que se cuenta con dibujos secuenciales y, en la mayor parte de las veces, con un texto.
Wood hizo de este arte un diálogo múltiple entre su imaginación y sentimientos, con muchos dibujantes que interpretaron sus ideas y con los lectores que disfrutaron al leerlo. Una sinergia irrepetible entre autor, ilustrador y lector. Wood hizo de este arte un modo de expresión con el que transmitió sus propias sensaciones y experiencias: a veces su desarraigo y soledad, a veces su osadía, a veces su humor e ironía. Accorsi, Neveleff y Paolini Sommers supieron retratar a Wood como éste lo haría con una de sus creaciones; creando un libro tan visual como textual, una suerte de homenaje tanto a Robin Wood transformado por ellos en un personaje querible y entrañable, como a la historieta en sí misma. |
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Los autores respetaron la textualidad de los diálogos con Wood en sus conversaciones y leerlo es casi como escucharlo hablar en una mesa de café, sus orígenes extremadamente contingentes como escritor en la icónica Editorial Columba (que merece un artículo aparte), sus aventuras por el mundo, sus amores, etc. El narrador omnipresente de esta biografía aparece subordinado a ese diálogo dinámico y sólo para resaltarlo, nunca interferirlo ni desvirtuarlo; lo que le da al libro una agilidad inesperada que facilita y hace agradable su lectura y una fidelidad que respeta la esencia de la persona a la que está destinado.
Complementan este texto biográfico las imágenes insertadas, que amén de pertinentes, reflejan también la simbiosis que el guionista tuvo con sus ilustradores, a quienes admiraba; pues él mismo confesó su vocación por el dibujo, dejada de lado por su talento para escribir. Así podemos recordar la “Historia para Lagash”, ilustrada por Lucho Olivera, “Mi novia y yo”, “Billy Grant” y “Pepe Sánchez” ilustrados por Carlos Vogt, “Helena” por Ernesto García Seijas, “Los Aventureros” por Ricardo Villagrán, “Dago” ilustrado inicialmente por Alberto Salinas, en una lista interminable y no menos importante que se puede consultar en el propio libro. “Robin Wood, una vida de aventuras” no sólo es un libro biográfico sino también bibliográfico que sistematiza una parte importante de su obra, sus doscientas primeras historietas de las diez mil que escribió y una lista de sus personajes con sus primeros dibujantes; que invita a quien lo lee a una aventura vertiginosa por una literatura popular y universal que espera nuevas generaciones de lectores.
Cuentan los autores que, cuando el libro estuvo listo para la imprenta; Graciela, la esposa de Robin Wood, comunicó que el creador de tantas historias sufría un mal neurológico irreversible y que ponía punto final a su carrera. El escritor varias veces premiado, hijo dilecto de tantas ciudades, reconocido por universidades y escritores de la talla de Umberto Ecco dejaba de escribir. El “shanachie” o contador de historias, como lo decían sus ancestros irlandeses comenzaba su último viaje. |
Finalmente, el 17 de octubre de 2021, su nave llegó a destino.
El final del libro nos ofrece un regalo, el guion de una historia titulada “Crónica de Bosch” de la serie Dago, que fuera ilustrada en su momento por Carlos Gómez. Así los entregaba Robin Wood a los dibujantes, en crudo. Un regalo de los autores para ilustradores actuales, que tal vez quieran homenajearlo dibujando una nueva versión del guion compartido. En el epígrafe ilustrado del capítulo V de esta hermosa biografía nos muestra a Nippur que dice “… En fin, veo que la pérdida de algo, sólo sirve para que apreciemos aún más lo que nos queda…”. Nos quedan del escritor sus historias, gracias a las cuales muchos de nosotros tuvimos una infancia inolvidable y esta estupenda biografía para que nuevas generaciones puedan adentrarse en un extraordinario y único universo de aventuras. (Silvio Marcelo Dall’Ara) |
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