El Maip macrothorax, en una ilustración de Agustín Ozan.
Agustina Lima (Agencia CTyS-UNLaM) Una nueva especie de predador gigante fue descubierta por un equipo de investigadores del CONICET, en el sur argentino, a unos 30 kilómetros de la ciudad de El Calafate, ubicada en Santa Cruz. Se trata de Maip macrothorax, un ejemplar carnívoro que habitó la zona durante el denominado Período Cretácico. En el hallazgo, además, participaron dos paleontólogos de Japón. La presentación del animal fue realizada este miércoles en el Museo Argentino de Ciencias Naturales“Bernardino Rivadavia” (MACN).
Según el equipo de investigación, las características de este nuevo dinosaurio resultan muy novedosas: Maiptenía entre nueve y diez metros de largo y un peso de aproximadamente cinco toneladas. Su columna estaba compuesta por enormes vértebras, interconectadas por un complejo sistema de músculos, tendones y ligamentos, que el equipo pudo reconstruir a partir de observar una serie de rugosidades y estrías en sus regiones articulares. Ese sistema, infieren los científicos, le permitía al animal mantenerse erguido sobre sus patas traseras mientras caminaba o corría.
Se estima que el Maip macrothorax medía diez metros de largo y tenía un peso de cinco toneladas, aproximadamente. Fuente imagen: gentileza investigadores.
“Los huesos de Maip nos ayudaron a entender mejor la anatomía de los megaraptores. Pertenecían a una familia cuyo esqueleto no era como el de un tiranosaurio, grande pero pesado, sino que eran animales ligeros. Sus huesos no eran macizos, sino que presentaban una gran cantidad de huecos internos que los hacían mucho más livianos, algo así como un ladrillo hueco comparado con uno macizo”, explicó Mauro Aranciaga Rolando, primer autor del artículo y becario del CONICET.
Fósiles del Maix MacroThorax
“Además, esta especie tenía cola y patas largas, lo que también corrobora que eran animales relativamente ágiles. Lo más característico de estos dinosaurios son sus brazos: largos, gigantes, rematados por unas garras de hasta treinta y cinco centímetros de largo, con las que inferimos que agarraban y despedazaban a sus víctimas. Eran su arma principal, ya que sus dientes eran afilados pero pequeños”, amplió el becario.
Mauro Aranciaga Rolando, primer autor del artículo y becario del CONICET. Fuente imagen: gentileza investigadores.
Asimismo, Aranciaga Rolando, en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM, remarcó: “Para mí es un orgullo enorme, realmente tuvimos mucho trabajo en el tiempo de preparación, excavación y en la investigación posterior. Personalmente, siempre quise poder encontrar un dinosaurio gigante, un predador, y publicar en una revista académica de gran nivel. Por eso, hoy cumplí dos sueños: el de Mauro chico y el del profesional”.
Por otra parte, Matías Motta, becario doctoral del CONICET y paleontólogo especializado en dinosaurios carnívoros de la Patagonia, mencionó: “Este descubrimiento fue realmente importante, no solo para el equipo, sino para la ciencia, ya que se trata de una especie nueva de dinosaurio gigante, un carnívoro que vivió en la Patagonia hace unos 70 millones de años. Nos brinda mucha información de cómo eran estos predadores justo antes de la extinción de los dinosaurios, un evento tan importante que marcó un antes y un después en la historia de la Tierra”.
El Nombre y el Lugar
El nombre de Maip fue elegido por Aranciaga Rolando. La elección tuvo que ver con que “proviene de un ser maligno de la mitología Tehuelche que habitaba en la cordillera y mataba usando el frío. Justamente, el hallazgo de Maip se produjo al sur de El Calafate, desde donde se aprecia la fastuosa Cordillera de los Andes, un lugar de temperaturas muy frías. Además, para los tehuelches, Maip representaba la sombra que deja la muerte a su paso, mientras que nosotros imaginamos que, durante el Cretácico, este gran depredador con su enorme tamaño habría provocado algo similar”, explica el becario. El término macrothorax, por su parte, hace referencia a la enorme cavidad torácica que poseía este dinosaurio.
Maip fue hallado en una zona muy particular: la Estancia La Anita, ubicada a pocos kilómetros de la localidad de El Calafate. Un territorio que, setenta millones de años atrás, era muy diferente: “Era un ecosistema cálido –describe Fernando Novas (Jefe del laboratorio de Anatomía Comparada del MANC y líder del grupo que colectó los huesos en las cercanías del calafate)-. Había caracoles acuáticos y terrestres, plantas de muy distinta filiación, era un bosque, casi una selva, con charcos, lagos, arroyos, y diversas criaturas como ranas, tortugas, peces, aves pequeñas y mamíferos. La cordillera de los Andes todavía no se había elevado. De todos esos organismos que vivían en ese entonces fuimos colectando restos fósiles, y ahora, con Maip, agregamos a un super depredador, lo que nos permite ir completando la pirámide alimenticia.”
Este lugar, que era tan distinto hace setenta millones de años, fue para el equipo de investigación un paisaje de ensueño. “Cuando estamos de campaña, la oficina de la paleontólogos muchas veces se traslada temporalmente a un lugar hermoso, y este fue el caso”, admite Aranciaga Rolando. “Hoy es un lugar rodeado de montañas enormes, glaciares, lagos, que demanda que tengamos que caminar muchas horas en condiciones climáticas extremas, pero estando allí, mientras excavábamos para sacar a este dinosaurio que estuvo setenta millones de años enterrado y mirábamos el Lago Argentino, sentíamos una plenitud increíble”. Novas coincide: “Es un sitio que hoy tiene una vista extraordinaria, un paisaje digno de una película de El señor de los anillos. Desde lo alto del filo, uno puede divisar el Glaciar Perito Moreno, distintos picos montañosos como las Torres del Paine o El Chaltén. Y este sitio es un lugar privilegiado, además, porque nos permite ir conociendo cada vez mejor a los distintos integrantes de ese ecosistema que se desarrolló al sur del Calafate. Es un tesoro fósil que recién comenzamos a descubrir y comprender”.
En este mismo sentido, detalló: “Este descubrimiento lo realizamos en sucesivas etapas de exploración y fue realmente un desafío, porque se trataba de un lugar muy hostil, en donde tuvimos complicaciones para llegar pero pudimos recuperar gran cantidad de restos de este animal”.
Motta explicó que los primeros restos fueron hallados en marzo de 2019 y recién en 2020 el grupo pudo ir al lugar con más herramientas para extraer los fósiles. “La tarea fue ardua. Tuvimos que utilizar cortadoras de roca, entre otras herramientas de trabajo pesado para extraerlos, y, así, dar paso a la etapa de análisis en laboratorio, ya en pandemia”, comentó el paleontólogo a la Agencia CTyS.
El nombre de Maipfue elegido por Aranciaga Rolando y proviene de un ser maligno de la mitología Tehuelche que habitaba en la cordillera y mataba usando el frío. Justamente, el hallazgo se produjo en una zona desde donde se aprecia la fastuosa Cordillera de los Andes, un lugar de temperaturas muy frías.
“Desde lo alto del filo, uno puede divisar el Glaciar Perito Moreno, distintos picos montañosos como las Torres del Paine o El Chaltén. Y este sitio es un lugar privilegiado, además, porque nos permite ir conociendo cada vez mejor a los distintos integrantes de ese ecosistema que se desarrolló al sur del Calafate. Es un tesoro fósil que recién comenzamos a descubrir y comprender”, describió el experto.
Por último, Aranciaga Rolando adelantó detalles para la próxima etapa, a realizarse en 2023: “La idea es continuar con mi tesis doctoral, ya que Maip nos va a dar mucha información. También planeamos volver a Santa Cruz para buscar más del esqueleto de este dinosaurio, completar este rompecabezas y, después, intentar dilucidar más aspectos de la vida y características de esta especie”.
Equipo de Investigación
Mauro Aranciaga Rolando, becario doctoral del CONICET en el MACN Matías Motta, becario doctoral del CONICET en el MACN Federico Agnolín, investigador del CONICET en el MACN Fernando Novas, investigador del CONICET en el MACN Makoto Manabe, científico del National Museum of Nature and Science de Tokio Takanobu Tsuihiji, científico del National Museum of Nature and Science de Tokio
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