Era un omne pobre que vivié de raziones,
non avié otras rendas nin otras furcïones
fuera quanto lavrava, esto poccas sazones:
tenié en su alzado bien poccos pepïones.
Por ganar la Gloriosa que él mucho amava,
partiélo con los pobres todo quanto ganava;
en esto contendié e en esto punnava,
por aver la su gracia su mengua oblidava.
Quando ovo est pobre d'est mundo a passar,
la Madre glorïosa vínolo combidar;
fablóli muy sabroso, queriélo falagar,
udieron la palavra todos los del logar.
Tú mucho cobdiciest la nuestra compannía,
sopist pora ganarla bien buena maestría,
ca partiés tus almosnas, diziés Ave María,
por qué lo faziés todo yo bien lo entendía.
Sepas que es tu cosa toda bien acabada,
ésta es en que somos la cabera jornada;
el Ite, missa est, conta que es cantada,
venida es la ora de prender la soldada.
Yo so aquí venida por levarte comigo,
al regno de mi Fijo, que es bien tu amigo,
do se ceban los ángeles del buen candïal trigo;
a las Sanctas Virtutes plazerlis há contigo.
Quando ovo la Gloriosa el sermón acabado,
desamparó la alma al cuerpo venturado,
prisiéronla de ángeles, un convento onrrado,
leváronla al Cielo, ¡Dios sea end laudado!
Los omnes que avién la voz ante oída,
tan aína vidieron la promesa complida: a la Madre gloriosa que es tan comedida,
todos li rendién gracias, quisque de su partida.
Qui tal cosa udiesse serié malventurado
si de Sancta María non fuesse muy pagado,
si más no la onrrase serié desmesurado,
qui de ella se parte es muy mal engannado.
Aun más adelante queremos aguijar:
tal razón como ésta non es de destajar,
ca éstos son los árboles do devemos folgar, en cuya sombra suelen las aves organar |
Era un hombre muy pobre, vivía de raciones,
no tenía otras rentas ni otras posesiones,
salvo lo que labraba, pocas en ocasiones en su hacienda tenía bien escasos pepiones.
Por ganar la Gloriosa, a la que mucho amaba,
partía con los pobres todo cuanto ganaba,
en esto entendía y por esto pugnaba
para obtener su gracia, su gran mengua olvidaba.
Cuando este pobre hubo de este mundo a pasar,
la Madre muy gloriosa lo vino a convidar,
hablóle muy sabroso, quiéralo halagar,
oyeron sus palabras todos los del lugar:
Supiste por ganarla hacer buena maestría,
partías tus limosnas, decías Ave María;
por qué lo hacías todo yo bien lo entendía.
Sepas hoy que tu cosa toda es bien acabada,
es ésta en la que estamos la postrera jornada,
el ite missa est cuenta que ya es contada,
ya es venida la hora de cobrar la soldada.
Yo soy aquí venida por llevarte conmigo
al reino de mi hijo el cual es bien tu amigo,
do se ceban los ángeles del buen candeal trigo,
que las santas virtudes placer habrán contigo.
Cuando hubo la Gloriosa el sermón acabado,
desamparó la alma al cuerpo, venturado,
la tomaron los ángeles, un buen convento honrado,
y la llevaron al cielo, sea Dios alabado.
Los hombres por los cuales la voz fue antes oída,
muy prontamente vieron la promesa cumplida; a la Madre gloriosa, la que es tan comedida,
todos le rendían gracias, cada uno a su medida.
Quien tales cosas oiga, será mal venturado,
si de Santa María no fuese muy pagado;
y si más no la honrase sería desmesurado,
que quien de ella se parte, es muy mal engañado.
Aún más adelante queremos aguijar,
que razón como ésta no es razón de olvidar,
ya que estos son los árboles que debemos holgar, en cuya sombra suelen las aves organar. |