Para algunos intérpretes estos seres gigantescos son aludidos en Ezequiel 32:27 y en los libros Deuterocanónicos Judit 16:6, Eclesiásticó 16:7, Baruc 3:26-28 y Sabiduría 14:6. El nombre de estos seres híbridos significaría “los caídos”, pero no serían seres de la más baja categoría como las huestes de Luzbel, sino seres que fueron destruidos con el diluvio por tener una personalidad caótica o peligrosa, pero no esencialmente malvada.
Tradiciones paralelas incluso cuentan que luego del diluvio, algunos gigantes sobrevivieron en las oquedades de la tierra escondidos y fueron tolerados en tanto se mantuvieran allí, en donde habrían generado una civilización superior.
Saxo Dramaticus
El historiador danés Saxo Dramáticus (1550-1220), había sugerido que los gigantes existían, pues ninguna otra cosa explicaría las grandes construcciones de piedra, los colosos gigantescos y los inmensos muros de piedra que había en la tierra.
Bajorrelieve Sumerio, donde se aprecia la diferencia de tamaño entre el rey y sus súbditos
El Tratado de los Gigantes no podría prescindir de la historia Sumeria y del mitológico Rey Gilgamesh cuya altura superaba los cinco metros. Numerosos bajorrelieves sumerios y otras expresiones plásticas mesopotámicas, sugieren la coexistencia de seres de gran estatura con humanos comunes.
Estela de Naram Sim, a la izquierda. Se aprecia el diferente tamaño del guerrero y otros hombres. A la derecha, decoración de tumbas reales de Ur donde un gigante lidia con dos Toros.
La cultura griega propone la existencia de Hiperbórea un reino de gigantes inmortales que viven más allá de los vientos del Norte, según lo cuenta el historiador Heródoto en su Libro IV y cuyas fuentes habían sido Homero y Hesíodo. Su ubicación sería en el círculo polar, único lugar en el que el sol brilla durante seis meses para ocultarse otros seis meses. Como el día dura un año, los habitantes de hiperbórea vivirían miles de años. La mitología griega también refiere otros gigantes agresivos que habrían luchado contra los dioses y lo narra en su “Gigantomaquia” o guerra de los gigantes, narración posterior a la “Titanomaquia” o guerra de los Titanes (Océano, Ceo, Hiperión, Clío, Jápeto, Cronos y Atlas). Seres híbridos de dioses y hombres
Dionisio lucha contra un gigante, a la izquierda. Caída de los Titanes a la derecha.
También en la mitología germánica, los gigantes llamados Jotun, luchan contra los dioses. Mitología utilizada por Richard Wagner en “El Oro del Rin”.
¿Acaso la imaginación literaria podría ser un reflejo de alguna memoria ancestral inconsciente, que haya registrado la coexistencia -en algún momento- del ser humano tal como lo conocemos y razas hombres gigantes? ¿Acaso los mitos son una metáfora utilizada como herramienta para expresar una idea o narrar un hecho, mediante una analogía que desplaza la literalidad del texto por un significado oculto y más profundo?
Adentrándonos en crónicas más históricas, uno de los sobrevivientes de la expedición de Magallanes llamado Antonio Pigafetta escribe lo siguiente:
Gigantes de la Patagonia
En día en que menos lo esperábamos se nos presentó un hombre de estatura gigantesca. Estaba en la playa casi desnudo, cantando y danzando al mismo tiempo y echándose arena sobre la cabeza. El comandante envió a tierra a uno de los marineros con orden de que hiciese las mismas demostraciones en señal de amistad y de paz: lo que fue tan bien comprendido que el gigante se dejó tranquilamente conducir a una pequeña isla a que había abordado el comandante. Yo también con varios otros me hallaba allí. Al vernos, manifestó mucha admiración, y levantando un dedo hacia lo alto, quería sin duda significarnos que pensaba que habíamos descendido del cielo. Este hombre era tan alto que con la cabeza apenas le llegábamos a la cintura. Era bien formado, con el rostro ancho y teñido de rojo, con los ojos circulados de amarillo, y con dos manchas en forma de corazón en las mejillas. Sus cabellos, que eran escasos, parecían blanqueados con algún polvo. Su vestido, o mejor, su capa, era de pieles cosidas entre sí, de un animal que abunda en el país, según tuvimos ocasión de verlo después. Este animal tiene la cabeza y las orejas de mula, el cuerpo de camello, las piernas de ciervo y la cola de caballo, cuyo relincho imita. Este hombre tenía también una especie de calzado hecho de la misma piel. Llevaba en la mano izquierda un arco corto y macizo, cuya cuerda, un poco más gruesa que la de un laúd, había sido fabricada de una tripa del mismo animal; y en la otra mano, flechas de caña, cortas, en uno de cuyos extremos tenían plumas, como las que nosotros usamos, y en el otro, en lugar de hierro, la punta de una piedra de chispa, matizada de blanco y negro. De la misma especie de pedernal fabrican utensilios cortantes para trabajar la madera. |
Los gigantes en el Siglo XXI: La pregunta que surge en el presente, es: ¿Existe algún encubrimiento de evidencias que demuestren la existencia de razas gigantes en algún momento de la historia, o antes de la existencia de la especie humana tal como la conocemos hoy en día?
Huellas gigantes en Estados Unidos y Canadá
Evidencias fotográficas destacan la existencia de huellas enormes en la india, Vietnam, Filipinas Botwana, Estados Unidos, etc., que buscan una explicación científica.
Huellas en Paraguay
El Instituto Smihsonian es una de las organizaciones sospechadas haber participado de un importante encubrimiento histórico al ocultar restos de gigantes humanos descubiertos en Estados Unidos. Sus investigadores habrían recibido la orden de destruirlos para proteger la cronología convencional de la evolución humana en ese momento.
Huellas en Sudáfrica
Recientemente, el investigador Richard J. Dewhurst ha publicado un estudio que analiza la evidencia sustancial de una antigua raza de gigantes en América del Norte y su supresión de 150 años por parte de la Institución Smithsonian. Denuncia cómo se han encontrado miles de esqueletos gigantes, particularmente en el valle de Mississippi, así como las ruinas de las ciudades de los gigantes. Analiza 400 años de hallazgos gigantes, artículos de periódicos, relatos en primera persona, registros históricos estatales, ilustraciones e informes de campo. Revela el complejo funerario megalítico de la era de Stonehenge en la isla Catalina con más de 4.000 esqueletos gigantes, incluidos reyes de más de nueve pies de altura. Incluye más de 100 fotografías e ilustraciones raras de la evidencia perdida.
El autor sostiene que América del Norte estuvo una vez gobernada por una raza avanzada de gigantes y acusa al Smithsonian por haber suprimido activamente la evidencia física durante casi 150 años. Demuestra cómo se han desenterrado miles de esqueletos gigantes en los sitios de Mound Builder en todo el continente, solo para desaparecer del registro histórico. Examina otros descubrimientos ocultos, como las momias gigantes encontradas en Spirit Cave, Nevada, envueltas en tejidos finos y que datan del 8000 a C; los cientos de momias del pantano pelirrojas encontradas en cenotes de sumideros en la costa oeste de Florida y que datan del 7500 AC y las ruinas de las ciudades de los gigantes con poblaciones de más de 100.000 en Arizona, Oklahoma. Dewhurst. Para Dewhurst la supresión comenzó poco después de la Guerra Civil y se transformó en un encubrimiento absoluto en 1879 cuando el Mayor John Wesley Powell fue nombrado director del Smithsonian, lanzando una estricta agenda pro-evolución y pro-Destino Manifiesto. También revela el descubrimiento de la década de 1920 en la isla Catalina de un complejo funerario megalítico con 6.000 años de entierros continuos y más de 4.000 esqueletos, incluida una sucesión de reyes y reinas, algunos de más de nueve pies de altura, cuya evidencia está oculta en el salas de pruebas de acceso restringido en el Smithsonian. |