¿Quién escribe la Historia?
[SEPA] Los griegos imaginaron que la historia es una de las musas cuyo nombre es Clío. Mucho después el pintor neerlandés Johanes Vermeer (1632-1675) la representó como una bella mujer coronada con laureles que llevaba una trompeta en la mano derecha y un libro de Tucídedes -el gran historiador ateniense-, en la mano izquierda. La bella Clío es hija de Zeus, el Padre de los dioses y los hombres, entre cuyos atributos se destacan el Cetro (símbolo de Poder) y el Rayo (símbolo de la Fuerza) y de Mnemosine, diosa de la memoria.
¿Acaso la alegoría griega sugiere que la historia (hija de la memoria) es también hija el poder, en un sentido no figurado? No deja de ser un lugar común decir que la historia es la narración de los ganadores; pero lo cierto es que, por lo menos, no es una narración neutral ni espontánea. Sin embargo, existe siempre la posibilidad de descorrer el velo del engaño de los profesionales de la manipulación; cuando la realidad histórica ha dejado tantos rastros y señales que son imposibles de ocultar por demasiado tiempo, aunque se disponga de una poderosa industria global para distorsionarla.
La historia de los pueblos forma parte de su identidad, razón por la cual, en la lucha por el predominio entre diferentes pueblos y culturas; atacar la identidad histórica de una nación es la estrategia más eficiente para derrotarla, sojuzgarla, dominarla y hasta destruirla. Los pueblos pueden convivir pacíficamente y en este marco enriquecerse mutuamente con sus culturas; pero cuando están en guerra, la lógica que predomina es la del control del otro, de sus recursos o de su eliminación. La guerra militar fue la norma general de los conflictos entre pueblos y naciones; pero hoy en día la guerra se libra de diferentes formas y hasta sin disparar un solo tiro. La guerra contemporánea tiene lugar en la cultura, la información, la comunicación, las universidades, las escuelas y en las redes sociales. Los misiles de hoy son la mentira, la estigmatización, la polución cultural, el control ideológico, y la intoxicación informativa.
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En la civilización occidental, después de Roma, sólo hubo un imperio que tuvo la perdurabilidad e influencia cultural asimilable al mundo romano y fue el Imperio Español fundado por la dinastía de los Trastámara (los Reyes Católicos), imperio que desde fines del 1400 hasta el siglo XIX dominó el globo. Aún después, cuando sobrevino su colapso político, el imperio cultural siguió prevaleciendo y aportando a la civilización humana las más notables obras de la literatura y de la cultura en general; muy por encima de lo que se hizo en otras lenguas, que aún habiendo tenido su época dorada, no alcanzaron la misma fecundidad ni riqueza.
Analizando la historia desde el colapso español, podemos identificar múltiples naciones que se turnaron para intentar liderar el globo. De la derrota española, surge el imperio británico cuyo dominio fue rivalizado por varias potencias europeas como el Imperio Austro Húngaro, pero en menos de 50 años, colapsó durante la primera guerra mundial para ceder su lugar a los Estados Unidos, que en esa época comienza a consolidar su posición en el mundo y que ya se había enfrentado con España en una guerra que culminó con la independencia de Cuba.
En una Europa de entreguerras con potencias medianas como Francia, Inglaterra, Rusia; surge la Alemania Nazi y la Italia fascista, cuya alianza llegó a ser letal para el occidente aliado, aunque fue finalmente derrotada. De allí surgen dos superpotencias, los Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, dominando primero los comunistas y luego los Estados Unidos hasta el colapso soviético en 1998. |
Luego de unos años de predominio absoluto estadounidense; hoy somos testigos del surgimiento de China como potencia económica y militar de primer orden, del resurgimiento de Rusia como potencia militar, de la decadencia de Europa y de la consolidación de varias potencias intermedias como India y Pakistán. El presente se caracteriza por un incipiente multilateralismo con países que crecen económicamente pero que no producen ni exportan una cultura civilizadora. Incluso Zbigniew Brzezinski, el politólogo más destacado de los Estados Unidos ha reconocido la debilidad de la cultura estadounidense a la que describía de superficial y que sólo podía ser sostenida mediante un masivo aparato comunicacional y de propaganda.
Emblema del siglo de oro español
Desde el punto de vista cultural han pasado muchas potencias, pero sólo existen dos grandes corrientes culturales masivas en pugna en la actualidad. Una relativamente artificial y estandarizada en su mayor parte, sostenida por la industria del cine y por el control de Internet y de las redes sociales y que vamos a identificar como “la anglósfera” que tiene capacidad comercial para llegar a todo el planeta; y la otra que es genuina y que sobrevive a pesar de la enorme asimetría de recursos existentes entre los países que la generan comparados con los Estados Unidos. A esta corriente cultural nos vamos a referir como “la hispanósfera”, ya que se origina en todos los países herederos del idioma español. Casi 600 millones de hispanoparlantes han producido la literatura más fecunda del siglo XX, lo que tiene su correlato en las demás expresiones del arte como la música, la danza, el cine, etc.
El español es el segundo idioma de Estados Unidos después del inglés y los 60 millones de hispanos estadounidenses constituyen a su vez, una nación dentro del gran Estado del norte. Estados Unidos es la segunda nación con mayor cantidad de hispanos parlantes en el mundo, sólo superada por México. Se calcula que para el año 2050 la comunidad hispana en los Estados Unidos, será la primera minoría.
Si advertimos que la hispanósfera cultural nunca ha dejado de estar vigente desde el siglo XV a pesar de los avatares políticos que culminaron con el colapso del imperio español, su balcanización y el surgimiento de sucesivas potencias en los últimos 200 años; también podemos entender los esfuerzos por debilitarla y destruir su tradición varias veces centenarias y que para ello se recurriera a la mentira, a la difamación y a la apropiación cultural de muchos de sus logros. El eje de esta estrategia destructiva se conoce como Leyenda Negra, y hasta muchos españoles la interiorizaron.
Debemos a José García, un hispanista miembro del grupo de Facebook “El Club de la Historia” la siguiente enumeración, cuyas fuentes son el documental recientemente estrenado “España la primera globalización” los libros del Dr. Juan Marcelo Gullo Omodeo (sobre todo su reciente publicación “Madre Patria”) y nos permitimos agregar a otro gran divulgador de la hispanidad, el Prof. Patricio Lons:
Debido a que los españoles tienen interiorizada y asumida la leyenda negra, nadie creería, por ejemplo, que:
- La historia John Smith, el de Pocahontas, estaba basado en la vida de Juan Ortiz (un marino español cautivo por nativos americanos en Florida).
- Robinson Crusoe es Pedro Serrano (un capitán español que en 1526 sobrevivió a un naufragio en un banco de arena del Mar Caribe).
- Mr. Livingston descubrió lo que estaba ya descubierto y documentado dos siglos antes por el misionero español Pedro Páez.
- Darwin copió a Félix de Azara, que llevaba ya tiempo hablando de la evolución de las especies y la selección natural; de hecho Darwin lo mencionó en su libro, pero lo borró en la versión final.
- James Cook encontró a los Hawahianos cocinando con cacerolas y chapurreando palabras españolas.
- Hawai fue descubierta por el malagueño Ruy López de Villalobos a mediados del XVI.
- La Antártida fue descubierta por Gabriel de Castilla en 1601. Pero la medallita se la puso Cook que robó los mapas españoles en Manila en 1768 y siguió el rumbo de estos para salir en los libros de historia.
- El salvaje oeste no era salvaje, era español con pueblos y caminos españoles. Hasta el jefe indio Jerónimo hablaba español y estaba bautizado.
- En Nueva Zelanda y Australia había descendientes españoles cuando Tasman puso el primer pie en la isla.
- Nos hemos criado con películas donde los piratas robaban tesoros de los barcos españoles, pero la realidad es que sólo un 3% de los galeones que llegaban de América fueron robados por piratas, y el mayor botín del mar lo consiguió Luis de Córdova y Córdova, que apresó 55 barcos británicos de una sola tacada cargados de oro.
- Blas de Lezo doblegó a una flota británica en 1741 de 180 barcos.
- Antes, en 1589, los ingleses perdieron otra de más de 140 galeones al intentar atacar La Coruña. Pero sólo hemos oído hablar de la Armada Invencible y Trafalgar.
- Alaska era española y Taiwan también.
- Para piratas, Pero Niño, que entró por el Támesis hasta Londres, y no Drake que huyó a nado dejando a su hermano y su flota entera, que fue hundida por los españoles en el caribe.
- El cuadro del español Ferrer Dalmau es una representación de la expedición española encabezada por García López de Cárdenas ( extremeño como Cortés ), descubriendo el cañón del Colorado en 1.540, tres siglos antes de que los norteamericanos "conquistaran" el Oeste y cuatro siglos antes de que Hollywood rodase sus películas, y nunca mejor dicho lo de películas....
Y así un largo listado de hechos que casi ningún español peninsular ni americano sabe ni le han contado, pero que no se agota en la enumeración precedente. La historia de España y del mundo la escriben los anglosajones, principalmente Inglaterra y antes Holanda; ahora Estados Unidos. Pero, no se puede sostener una mentira por demasiado tiempo y las cosas están cambiando. Repiten los hispanistas (Patricio Lons y Juan Marcelo Gullo Omodeo) que “América no fue de España, sino que fue España”. Hubo en la América española Virreinatos y no colonias con ciudadanos españoles de igual rango que los peninsulares, que tuvieron 21 universidades, más de 500 Colegios Mayores, hospitales, iglesias, cabildos y caminos que atravesaban todo el continente. España se mestizó con los pueblos originarios y trajo su cultura, por esa razón aún sobrevive la cultura hispánica 500 años después, cumpliéndose la profecía de Rubén Darío que reza:
…
Mas la América nuestra,
que tenía poetas desde los viejos tiempos de Netzahualcoyotl,
que ha guardado las huellas de los pies del gran Baco,
que el alfabeto pánico en un tiempo aprendió;
que consultó los astros, que conoció la Atlántida,
cuyo nombre nos llega resonando en Platón,
que desde los remotos momentos de su vida
vive de luz, de fuego, de perfume, de amor
la América del gran Moctezuma, del Inca,
la América fragante de Cristóbal Colón,
la América católica, la América española,
la América en que dijo el noble Cuactemoc:
"Yo no estoy en un lecho de rosas"; esa América
que tiembla de huracanes y que vive de Amor,
hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive.
Y sueña. Y ama, y vibra; y es la hija del Sol.
Tened cuidado. ¡Vive la América española!
Hay mil cachorros sueltos del León Español.
Se necesitaría, Roosevelt, ser Dios mismo,
el Riflero terrible y el fuerte Cazador,
para poder tenernos en vuestras férreas garras.
Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!
(Fragmento final de el poema “A Roosevelt” de Rubén Darío ) |
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