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[SMD/Diario El Peso] Hoy, 8 de Mayo cumplimos dos años de sostenida y creciente permanencia en el periodismo global de habla hispana y vemos con satisfacción que nuestra tarea va siendo acompañada cada vez por más internautas. Los números son insuficientes para expresar la satisfacción que produce encontrar eco en un público que comparte nuestra perspectiva y el mismo interés por acceder a “información calificada”, libre de la polución mediática y de presiones corporativas, económicas y políticas.

Es a nuestros lectores a quien dedicamos nuestros desvelos [literalmente hablando] y a ellos queremos agradecerles. Son nuestros lectores quienes nos han advertido de errores y quienes han acompañado nuestros esfuerzos. Diario El Peso es un espacio de prensa alternativa, que pretende ofrecer un ámbito de libertad para ejercer el pensamiento y la crítica de nuestro tiempo.

No es una novedad el hecho de que la información se puede ocultar, reprimir, distorsionar y que la opinión expresada con libertad se puede acallar. Tal vez lo novedoso en este comienzo de siglo, es que asistimos a nuevas formas más sutiles e ingeniosas de ejercer la vieja censura y desinformación. Hasta la violencia generalizada se disfraza con imágenes hollywoodenses, se diluye en cifras numéricas deshumanizadas y se distorsiona con frases elípticas como “efectos colaterales”, “minimizar bajas no militares” “objetivos militares”, etc.

La muerte te viste de tragicomedia cuando se mezclan contenidos en forma intencional. El asesinato masivo de pueblos enteros con la vida privada de personajes mediáticos, las faldas de las participantes de un “realiti show” con el presunto asesinato de Osama Bin Laden, el gol de Leonel Messi para el club de fútbol Barcelona, mostrado como un acontecimiento histórico. El retardatario casamiento de un príncipe inglés con una “plebeya”, seguido por millones de “fans” y retransmitido por casi todos los medios del mundo.

En realidad los hechos de la farándula tanto mundial como criolla, no son noticia, sino la noticia es que los medios se ocupen de ellos como si lo fueran. Ésa es la tragedia del mundo postmoderno, ése es el nuevo “opio” de los pueblos. El hecho intencional y digitado de la polución mediática, el “cambalache”, la Biblia junto al calefón como diría Enrique Santos Discépolo.

¿Alguien se acuerda de la tragedia de Japón y del desastre nuclear que puso en vilo a todo el mundo? ¿Alguien habla de las cientos de miles de víctimas de los bombardeos en medio y cercano oriente? ¿Alguien dijo algo sobre la estafa planetaria de la pandemia mundial de la gripe “A” que viabilizaron los “medios presuntamente serios” del periodismo mundial? ¿Alguien dice algo de la minería a cielo abierto? ¿Alguien sabe lo que es el glifosato? ¿Alguien entiende al sistema financiero mundial y sus implicancias en la vida de los ciudadanos?

La paradoja del mundo actual es que la vida del hombre depende cada vez más del conocimiento y el conocimiento en la actualidad, se oculta mucho más que antes. La libertad sólo puede ser ejercida por aquellos que conocen lo que deciden. Los vecinos de Fukushima o de Chernobyl y las víctimas de cáncer por consumo de alimentos transgénicos, comparten con las tribus árabes que fueron masacradas en Afganistán, Irak y Pakistán dos cosas: por un lado cierta forma de ignorancia o desinformación y por el otro un destino común: La Muerte.

[SMD-Director de Diario El Peso]