Historia de dos Ciudades y la Independencia
Chuquisaca y Tucumán
[SEPA/Diario El Peso] La antigua y señorial Sucre es conocida como la ciudad de los múltiples nombres. Sus habitantes originaros, los Charcas (etnia originaria preincaica), la fundaron con el nombre de “Choquechaca”;el que conservó hasta 1538 cuando pasó a depender del Virreinato del Perú, siendo denominada como Villa “La Plata de la Nueva Toledo”, hecho que también coincidió con la creación del “Arzobispado de “La Plata”.
Con la instalación de la Real Audiencia en 1559, tanto los Tribunales como la ciudad fueron referenciados con el nombre de la etnia los Charcas hasta 1776 cuando pasó a depender del Virreinato del Río de la Plata cuando fue designada con un castellanizado “Chuquisaca”. Finalmente en 1825 se la bautizó como Sucre en homenaje al Mariscal Antonio José Francisco de Sucre y Alcalá, uno de los padres de la patria sudamericana, nacido en la histórica ciudad de Cumaná en Venezuela y Presidente fundacional de Bolivia. También fue conocida como “La Ciudad Blanca” por sus casas coloniales pintadas con cal, “La Vieja” por ser un asentamiento pre-colonial, “La Culta”·o “Atenas americana” por haberse creado en 1624 la Señera, Decana y Jesuítica Universidad Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier. |
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Su paz provinciana, poco deja entrever que en su seno se pensó y gestó la independencia de Sudamérica que principió un lejano 25 de mayo de 1809 en los claustros de la universidad jesuítica, cuando sus estudiantes impregnados de los ideales de la revolución Francesa “Libertad, Igualdad y Fraternidad” llegan a la conclusión de que “…ni el imperio es tan fuerte como se creía, ni las colonias tan dependientes como se pretendía…” y deciden tomar el camino de la emancipación.
Los hermanos Zudañez son los encargados de iniciar la Revolución con la estrategia de desconocer abiertamente toda otra autoridad más que la del rey depuesto (estrategia que luego se imitó en Buenos Aires al año siguiente en análoga fecha y curiosamente por estudiantes de la misma Universidad). La revolución provocó la proliferación de movimientos rebeldes en primero en “La Paz”, luego “Potosí”, etc., pero la cruenta reacción realista no se hizo esperar hasta aplastar a los insurrectos en el Alto Perú. Sin embargo muchos de sus ideólogos sembraron la semilla independentista en otras partes de América del Sur.
Un dato a tener en cuenta es que, un año después y curiosamente en la misma fecha, un 25 de mayo pero de 1810 en la lejana “Santa María de los Buenos Ayres”, otro movimiento insurreccional depone al Virrey español Don Baltasar Hidalgo de Cisneros e instaura -esta vez con éxito- un gobierno provisional formado por una Junta presidida por el Jefe del Regimiento de Patricios, Don Cornelio Saavedra. Sin embargo y a pesar que, al igual que en Chuquisaca, muchos de los que participaron de esta revolución querían declarar la independencia, prevaleció la opinión de seguir gobernando “a nombre de Fernando VII” quien había sido depuesto por Napoleón Bonaparte en 1808, situación que se mantuvo hasta 1813 cuando repuesto en el trono intentó reconquistar a las colonias. |
Casa de Tucumán
¿Qué tienen de común ambos levantamientos? Amén de la fecha -que para muchos no fue una mera coincidencia- sus actores más radicalizados fueron formados en la Universidad Mayor Real y Pontificia San Francisco Xavier. Entre ellos destacamos a Jaime Zudáñez, Manuel Zudáñez, José Severo Malabia, Juan José Paso, Mariano Moreno, Juan José Castelli, Bernardo de Monteagudo, entre muchos otros.
Congreso de Tucumán
Ambos levantamientos preludiaron un proceso lleno de dificultades con triunfos y derrotas, avances y retrocesos, que finalmente derivará -en el momento más crítico de las aspiraciones independentistas-, en la declaración de la Independencia de América del Sur, un 9 de julio de 1816 en la “Benemérita Ciudad de San Miguel de Tucumán y Nueva Tierra de Promisión”, cuando congresales de diferentes partes de Sudamérica, entre quienes se encontraban una mayoría de egresados de la Universidad jesuítica decretaron la independencia de los reyes de España y “de toda otra potencia extranjera”. Agregado que propuso el egresado de la Universidad de Chuquisaca Dr. Pedro Medrano (Abogado y Poeta), diputado por Buenos Aires. La propuesta fue aprobada en sesión secreta un 19 de Julio de 1816.
Fue tan amplia, radical y valiente la Declaración de la Independencia en Tucumán que la misma se redactó en tres idiomas, castellano, quechua y aimara, lo que da al acto una profunda significación americana. No hay que olvidar que tanto el General José de San Martín como el General y abogado Dr. Manuel Belgrano habían propuesto reivindicar a los pueblos originarios creando una monarquía constitucional encabezada por algún descendiente de los Incas. No hay que olvidar que en la redacción del acta de la independencia los congresales convocados afirman que actúan en nombre y por voluntad de “los pueblos que representan”. Una idea común: La Libertad, bajo la cual una comunidad de pueblos y naciones compartirían un destino único: La Patria Sudamericana. No hay que olvidar (pese al esfuerzo de la historiografía oficial por hacerlo) que un patriota de la talla del tucumano Bernardo de Monteagudo (posible hijo de criollo y de una esclava de origen africano), abogado, periodista y militar, fue uno de los líderes de la revolución de Chuquisaca y un “jacobino” argentino vinculado a Juan José Castelli, Mariano Moreno, Manuel Belgrano y José de San Martín, miembro de la logia masónica “Lautaro”, espía revolucionario en la realista Lima y redactor del Acta de la Independencia de Chile que proclamó Bernardo O’Higgins en 1818.
Es extraña la historia personal de Bernardo de Monteagudo, para algunos fue hijo del comerciante español Miguel de Monteagudo y de una mujer africana, para otros fue hijo de una esclava y de un canónigo y adoptado por los Monteagudo; pero lo cierto fue, que sufrió discriminación por parte de sus enemigos políticos que intentaron aplicarle los denominados “Estatutos de limpieza de sangre” del derecho español para impedirle estudiar. Aun así se graduó de abogado en Chuquisaca, escribió los “Diálogos entre Atahualpa y Fernando VII”, inspiró las reformas abolicionistas de la Asamblea del año XIII, fue revolucionario en Chuquisaca, sufrió la cárcel, fue soldado y espía revolucionario de San Martín, Ministro y en sus escasos 35 años recorrió el continente luchando por su libertad y unidad. |
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Hasta ese momento los movimientos independentistas no habían logrado éxito militar y fueron siendo derrotados uno a uno por un ejército español rearmado a pocos kilómetros de Tucumán. Atrás habían quedado las victorias de Tucumán y Salta que habían impedido a los realistas avanzar hacia el Sur y los gauchos de Martí Miguel de Güemes resistían mediante la utilización de la guerra de guerrillas el avance español desde el norte. Fueron San Martín y Belgrano grandes impulsores de la declaración de la independencia hasta que por fin, su influencia y la férrea y unívoca voluntad de los “Doctores de Chuquisaca” obtuvieron la Declaración de la Independencia de Sudamérica el 9 de julio de 1816.
El grito libertario nació en Chuquisaca, se expandió a Buenos Aires hasta que la Independencia pudo nacer en la Nueva Tierra de Promisión; para que, a partir de la Sagrada Declaración de Tucumán, las expediciones de San Martín por la Cordillera de los Andes y de Simón Bolívar desde la Gran Colombia, lograran con el tiempo expulsar definitivamente a los realistas. Dos ciudades de un mismo continente fueron unidas por el espíritu independentista: Chuquisaca y Tucumán. Dos ciudades que con el tiempo serán muchas; más aunque todavía todas ellas esperan pacientes la unidad continental soñada por Bolívar, San Martín, Monteagudo, O’higgins, Sucre, Moreno, Medrano, Malabia y tantos más, muchos de los cuales fueron inspirados y formados en los silenciosos claustros de la Universidad Jesuítica Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier. |
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